Cuando vota en persona, un trabajador electoral en su lugar de votación confirma su identidad y verifica que está registrado y es elegible para votar. Sin embargo, una vez que entra en la cabina de votación, su boleta es secreta, ya no está asociada a su nombre.
De manera similar, el procesamiento de las papeletas de voto por correo implica confirmar la identidad del votante, verificar su información para confirmar que está registrado y es elegible para votar, y comparar la firma en el sobre de la papeleta con una firma en el archivo. Después de confirmar esta información, que suele estar escrita o impresa en un sobre exterior, se abre el sobre y se separa de la papeleta, lo que protege el derecho del votante a emitir un voto secreto.
Por eso no puede encontrar un historial de cómo votó en cada elección; su voto nunca se asocia con su nombre.